En el año 2014, la Organización de las Naciones Unidas - en estrecha colaboración con sus Estados miembros y otras partes interesadas – hacen énfasis en el nexo agua-energía, abordando en particular las desigualdades, especialmente para una gran parte de la población que vive en barrios marginales y zonas rurales empobrecidas sin acceso al agua potable, al saneamiento adecuado, alimentos suficientes y los servicios energéticos.